Pero antes de proseguir, arriba ofrecemos
una vista del monumento que existe en honor al Padre Billini en
la Ciudad Colonial de Santo Domingo.
Prosigamos
Lo que hasta ahora aquí he descrito, está
comprobado. Existe y no es caso extraordinario ni único en
la escena de empresas
nacionales — ni de la nación
misma.
La Razón:
Siendo, en su mayoría, empresas familiares. Sus
dirigentes se formaron en nuestro medio, heredando la empresa y el
sistema de
educación
que de niños
tuvieran.
Los jóvenes dominicanos aprenden a manejar sus
relaciones con las personas en autoridad por
medio de las transacciones que emergen del hogar donde se forman.
Sus padres constituyen el modelo que
ellos siguen —- modelo que a veces está corrompido por
las existencias de prejuicios y falsedades inquebrantablemente
establecidos. En el hogar, al que me refiero, es ubicua la
presencia de la "sirvienta" (término que me repugna
aplicar).
Con la servidora doméstica ellos aprenden a
desarrollarse utilizando la formación de relaciones
mutualmente hostiles, secretamente sospechosas y discretamente
hipócritas, ya que todos fingen profesar mutuamente el
cariño y la admiración más
profunda.
La servidora doméstica les ofrece
a las generaciones futuras la fragua donde van a aprender a
forjar sus conductas para quienes bien les
servirán.
Porque la doméstica dominicana se usa de muchas
maneras: como asistentes, confidentes, ciervas, objeto sexual
(con frecuencia pasmosa), como personas discretas (que no
chismean), como persona honrada
(que no roba), como persona ecuánime (que no se queja),
como persona impertérrita (que no sufre), como persona
obtusa (que no piensa)… En fin, como persona que no puede
entender la mezquindad de sus jefes.
El
Problema:
Por no pagar bien, la empresa descrita,
vive en circunstancia inestable, ya que sus empleados carecen de
motivación
e incentivos
para pertenecer (a) o hacer algo por ella.
Para asegurar sacrificios, para inspirar el respeto, para
despertar abnegación y lealtad en otros, es necesario que
tratemos y que paguemos bien a quienes bien nos
sirven… Algo, que para tantos (por virtud de los ejemplos
vividos en el hogar) se torna tarea imposible.
Las
Consecuencias:
Ya la experimentamos claramente: Una sociedad, una
nación
y un conglomerado de instituciones
donde el pobre y el rico viven muy cerca, pero muy lejos a la
vez.
Algo que los departamentos de Relaciones
Humanas, nuestros gobernantes y nuestros padres nunca nos
enseñaran.
"Los miserables, procuran encontrar a otros, quienes
fueran más miserables que ellos, para sentirse
felices…" (L. Tolstoy)
Porque en la lección anterior reflexionamos en
aspectos de la eficacia
funcional de ciertas empresas, aquí añadimos otras
consideraciones de índoles pertinentes.
Los Efectos
Psicológicos del Principio de la Incertidumbre en las
Industrias de
Familia
Dr. Félix E. F. Larocca
Uno de los principios
más aceptados por escolares que se dedican al
entendimiento de la psicopatología del ser humano, es el
de la Incertidumbre. Principio el cual, debido a sus carencias
propias de manifestaciones claras, se reconoce por el provoque de
ansiedad y de síntomas de angustia.
Este "Principio de la Incertidumbre" opera de un modo
dinámico, cuyas líneas de desarrollo han
sido bien estudiadas.
Del modo como procede es el siguiente: Las falta de
signos
concretos y de señales
claras en cualquier situación humana, producen ansiedades
que derivan del sentimiento angustiante de no discernirse con
certeza cuáles son los chances de salir airoso cuando se
arrostra la situación confrontada.
Heredero…
Las industrias, en general, y las de familia, en
particular, nos proporcionan microcosmos excelentes para el
entendimiento de conflictos
cuyas soluciones
forman parte integral del desarrollo emocional del ser humano.
Porque todas nuestras tendencias innatas proviene de la familia
primordial y tribal.
Primero es el deseo de lograr ganar, a cualquier
precio, la
aprobación de los miembros de la generación vieja;
de aquellos mismos quienes controlan no sólo el negocio,
si no que controlan también la distribución de posiciones, la
asignación del prestigio y la de los mismos recursos
económicos. Alcanzar esa meta, a veces, se logra haciendo
sacrificios de inmolación penosos de la identidad y
del individualismo propio. En otras palabras, uno renuncia a
partes de la constitución personal para
ganar entrada en el círculo exclusivo de los que hacen las
decisiones que valen para la empresa.
Segundo, es la realización frustrante de que uno
se encuentra encajonado en un laberinto sin salida aparente.
Porque es un hecho axiomático que para vivir con la
holganza a la que han estado
acostumbradas algunas personas, que sólo lo pueden hacer
si consiguen un puesto dentro de la industria
familiar — a pesar, de los muchos conflictos que, a veces,
hacen de esa afiliación asunto bastante desagradable.
(Véase mi ponencia acerca de la Sra. Coppola).
Los celos, normales entre hermanos, a menudo se
intensifican alcanzando niveles de resentimientos amargos. Este
hecho se debe al fenómeno de tener que vivir en una
situación en la cual todos compiten tratando de derivar,
si no más — entonces, no menos —
beneficios de los que los otros obtienen.
Complicándolo todo más es el problema del
haber crecido y vivido como niño vulnerable, entre las
mismas personas cuyas decisiones hoy hay que respetar como
adultos y cuyos juicios habrán de ser aceptados. Esta
situación presenta otro dilema, siendo que inconsciente y
frecuentemente se halla uno en posiciones de duda y de
desconfianza, las cuales no pueden ser expresadas sin suscitar
conflictos.
A medida que la industria se expande, también
crece el número de miembros de la familia extendida, cuyos
herederos, en turno, esperan igualmente el derecho de poder
participar de modo activo en la distribución de los
bienes, de las
posiciones y de los beneficios (directos o indirectos) de la
empresa. Con ello se crean nuevos conflictos de posesión y
de posición… específicamente: quién
merece cuánto, qué y cuándo.
La entrada de nuevas personas, afiliados a la familia
por razones de matrimonio, crea
otro inventario de
dificultades de aspectos singulares. Tal vez, estos recién
llegados no sean herederos legítimos del patrimonio
colectivo, pero sus cónyuges e hijos sí
que lo son; de esa manera ganando acceso oblicuo y, a
veces ejerciendo, influencia indirecta y decisiva dentro de los
círculos desde donde se originan los mandatos finales.
(Léanse otras ponencias al respecto).
Sentimientos de dependencias–hostiles se
desencadenan cuando se cree (con justicia o sin
ella) que a alguien no se le otorga lo que ha ganado o merece.
Esta situación puede resultar en reacciones de saña
y rencor que a veces se emplean como justificación para
actos de rebelión o de hurto.
Comportamientos negativos que a todos hacen daño.
En el esquema constitucional de la herencia del
negocio familiar existen las fundaciones que permiten que, el
hecho, de que se naciera con dinero,
parezca ser garantía de que también se heredaran
sabiduría, juicio y experiencia. De aquí emana la
creencia, que muchos abrigan, de haber ganado con trabajo
la prerrogativa de aspirar a estado, posición y prestigio
dentro de la estructura del
negocio.
Esta ilusión, a menudo se soporta con la
ostentación de un diploma en la administración de empresas.
Pero, para poder avanzar dentro de una estructura tan
angosta, frecuentemente hay que ganar el favor de algunos,
quienes distribuyen los beneficios existentes siguiendo los
juicios de sus antojos y no, necesariamente, en respuesta a las
evidencias
meritorias, de todos aquéllos quienes se dicen ser
"iguales" … aunque en verdad algunos, a menudo resultan
… siendo "más iguales" que los otros. Esto crea
problemas
adicionales.
Un análisis somero de los efectos del Poder
Heredado, que es la base fundamental del carácter único del negocio familiar,
es que, a menudo llena a las personas así favorecidas de
dudas acerca de sus propio denuedo y valor
individual, las hacen temer al futuro y al prospecto de la pobreza, les
fomenta ansiedades acerca de sus capacidades para enfrentar su
propio destino; y, frecuentemente … muy frecuentemente
… sirven como las bases de donde tienen sus
orígenes algunos trastornos emocionales.
Las psicopatologías de la ansiedad y de la
angustia están presentes en síntomas tan distintos
como lo son el insomnio, la obesidad, la
impotencia genital, el alcoholismo y
el abuso de las drogas, la
depresión, los dolores crónicos, la
hipertensión arterial, la promiscuidad, la
violencia y
aún la negligencia dentro de los círculos
familiares. Pero más comúnmente, ésta se
manifiesta como una inhabilidad penetrante de no poder disfrutar
con goce genuino ese eximio interludio, entre dos eternidades,
que llamamos nuestra vida.
Bibliografía
Se suministra por solicitud.
Dr. Félix E. F. Larocca
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